Introducción. En Europa, las teorías de grandes pensadores como Nietzsche, Freud o Schopenhauer marcarán la nueva forma de hacer poesía. En España, el siglo XX comienza con la derrota militar de 1898 a manos de los EEUU, que supone la pérdida de las últimas colonias; la tensión de fondo se traduce en contrastes formas de gobierno que desembocarán en la Guerra Civil (1936-39).
La novela de la Generación del 98. Tras el auge y éxito de la novela naturalista (La Regenta de Clarín), de la novela realista (Fortunata y Jacinta de Galdós) y del influjo europeo (Proust o Joyce), comienza una nueva etapa en la que se trata de romper con los esquemas narrativos realistas. A ello contribuye la forma no lineal de narrar en el cine; el auge de los periódicos; los folletines y la publicación de revistas literarias, ya que muchos de los autores dan a conocer sus novelas breves y relatos en estas publicaciones periódicas.
Las características de esta nueva forma de novelar son las siguientes: estructura abierta, descomposición de la trama de la novela realista (La voluntad de Azorín); temática existencial, como la angustia por el paso del tiempo, la lucha por la vida en un mundo hostil, el conflicto entre razón y fe, la necesidad de perdurar después de la muerte (Niebla de Unamuno). La mayoría de novelas cuenta con un protagonista individual, ya sea un hombre de acción (Zalacaín el aventurero de Baroja) o seres incapaces de actuar, que viven angustiados por encontrar sentido a su existencia (El árbol de la ciencia de Baroja). Algunos personajes incluso hablan con su creador (Niebla). El narrador omnisciente desaparece y el espacio y tiempo se desdibujan porque lo importante es centrarse en el conflicto del personaje; la lengua y estilo de los novelistas son sobrios, cuidan el idioma y tratan, en un intento por descubrir valores olvidados, de recuperar palabras moribundas.
Sus componentes cultivan principalmente la novela, sin olvidar otros géneros como el teatro (Valle-Inclán en Luces de Bohemia) o la poesía (Antonio Machado en Campos de Castilla). Los grandes novelistas de esta generación son Azorín, Valle-Inclán, Pío Baroja y Miguel de Unamuno (de los que hablaremos al final).
AZORÍN. Su nombre era José Martínez Ruiz, pero comenzó a autodenominarse Azorín después de la publicación de su novela La voluntad. Además de teórico de la Generación del 98, fue novelista, dramaturgo y ensayista. De su faceta de novelista destaca la observación y la contemplación del paisaje; por eso sus obras son ricas en adjetivos, lenguaje arcaico y sintaxis breve; por lo que algunos le califican como “impresionista”. Algunas de sus obras son La ruta de don Quijote o Los pueblos.
RAMÓN DEL VALLE-INCLÁN. Gallego de nacimiento y creador del esperpento, fue un destacado dramaturgo y poeta, además de novelista. Sus primeras obras narrativas son de influencia modernista. La guerra carlista le inspira varias novelas, pero su gran obra es Tirano de Banderas, que denuncia el caciquismo y la tiranía.
Generación del 14 o Novecentismo. Son un grupo de escritores que irrumpen en el panorama literario en torno a 1914 y que se oponen a lo que se considera propio del XIX, incluso el Modernismo. Se caracterizan por tener una sólida formación universitaria, espíritu científico, vocación europeísta y talante liberal y elitista. Muestran, desde una actitud minoritaria, preocupación por la regeneración española y la búsqueda del arte puro frente al subjetivismo y la retórica del Modernismo.
Destaca el filósofo José Ortega y Gasset, el político Manuel Azaña o el científico Gregorio Marañón; el poeta Juan Ramón Jiménez (a partir de su Diario de un poeta recién casado)y los novelistas Gabriel Miró,alicantino de nacimiento, más fiel al Modernismo, que escribió la novela lírica El obispo leproso y Ramón Pérez de Ayala. Este último nació en Oviedo, estudió Derecho, fue embajador en Londres y se exilió a Argentina (tiene una estatua en el Paseo de los Poetas de ese país). Combina el simbolismo modernista con la actitud intelectualista novecentista en novelas como A.M.D.G. (de carácter autobiográfico, que cuenta la educación recibida en los jesuitas), Troteras y danzaderas o Tigre Juan.
De forma paralela al desarrollo del Novecentismo, las Vanguardias se van abriendo paso en Europa. En este sentido, cabe destacar a Ramón Gómez de la Serna, el gran representante de la novela de vanguardia (Senos o El gran hotel). Madrileño de nacimiento, introdujo el Futurismo en España. Era el alma de tertulias literarias como las que se daban en el café Pombo y fue un escritor prolífico (teatro, ensayos, biografías, novelas…), pero lo más característico de su producción son las greguerías: ingeniosas mezclas de metáfora y humor.
PÍO BAROJA

Nace en San Sebastián, pero vive en Madrid prácticamente toda su vida, dedicado en un principio a la Medicina, profesión que le decepcionó, por lo que emprenderá su actividad como escritor. Influido por Schopenhauer, considera la vida como algo cruel, en la que en siempre triunfan los fuertes en la lucha por la supervivencia y ante la cual solo cabe la resignación. Junto con Azorín y Maeztu formó el “Grupo de los tres”, de ideas anticlericales anarquistas, pero cada vez se fue haciendo más escéptico.
Se le considera el mayor novelista de su tiempo. A pesar de su vida rutinaria, sorprende la variedad de sus obras y personajes, de estilo ágil y rápido, con muchos diálogos y algo espontáneo. En su prosa conviven episodios humorísticos sarcásticos, caricaturas, descripción del paisaje con cierto lirismo…
Escribe más de 70 novelas. Sus títulos se agrupan casi siempre en trilogías. Destacaremos las siguientes: La busca, de la trilogía La lucha por la vida; Camino de perfección, de la trilogía La vida fantástica; Zalacalín el aventurero, de la trilogía La tierra vasca o El árbol de la ciencia (1911), de la trilogía La raza. Esta última es una de sus grandes novelas y un clásico de la literatura que narra las vivencias de Andrés Hurtado, alter ego de Baroja. El protagonista es un hombre perdido que vive una vida sin sentido, lo que le lleva a continuos desengaños que le llevarán al suicidio.
Durante más de 10 años se embarcó en un gran proyecto narrativo bajo el título de Memorias de un hombre de acción, una serie de más de 20 novelas históricas con el personaje común de su antepasado Eugenio de Avinareta. A partir de la guerra civil no crea nada nuevo, salvo sus memorias: Desde la última vuelta del camino.
En 2015 se ha publicado una novela inédita titulada Los caprichos de la suerte, y en 2018 una visión no censurada de Laura o la soledad sin remedio, con lo que se demuestra que hoy en día Pío Baroja sigue vivo a través de sus obras. De hecho, cuenta con numerosos seguidores repartidos por todo el mundo: los barojistas.
MIGUEL DE UNAMUNO Y JUGO

Bilbaíno de nacimiento, la tierra vasca siempre ocupará un importante lugar en su vida y su obra, pero Salamanca lo vio crecer como profesional, ya que fue rector de la Universidad. Al lado de la fachada de la Universidad se puede visitar su casa, convertida un museo.
En esa ciudad murió con profunda tristeza, en plena batalla, preocupado por lograr que en España hubiera una conciencia liberal democrática, independientemente del signo político. Fue el 31 de diciembre de 1936, una semana después de presidir el acto de la Fiesta de la Raza en la que mantuvo un enfrentamiento con el general Millán Astray y donde pronunciará el famoso “venceréis, pero no convenceréis”, periodo de su vida que se refleja muy bien en la película de Amenábar Mientras dure la guerra.
Obsesionado con la etimología y las pajaritas de papel, publicó una cantidad ingente de ensayos, artículos de prensa, cuentos, cartas, prólogos a libros, diarios íntimos, conferencias, discursos, poemas, obras de teatro (género en el que no tuvo mucha suerte) y curiosamente solo cinco novelas y ocho novelas cortas, por las que ha sido enormemente conocido.
Su obra gira en torno a la búsqueda de la verdad interior del ser humano. Creó un subgénero narrativo al que denominó nivola como un intento de superar las pautas descriptivas del relato tradicional. También introdujo el concepto de intrahistoria con En torno al casticismo, una reflexión sobre el porvenir del nacionalismo español. La autopsia de la novela unamuniana se ve en Cómo se hace una novela.
Además de La tía Tula, dos de sus obras más representativas son San Manuel Bueno, mártir (una novela corta cuyo protagonista es un cura, Manuel, que pierde la fe, pero cree en su pueblo, al que se dedica en alma y cuerpo) y Niebla (1914). El personaje principal de esta novela es Augusto Pérez, quien dice estar enamorado de la huérfana Eugenia, pero antes de que se celebre la boda, esta le dice por carta que vuelve con su novio; entonces decide suicidarse. Es entonces cuando mantiene un diálogo con su autor, don Miguel, que hace de Dios y le desafía diciéndole que todos vamos a morir.
