Tema 5. La poesía de 1939 a 1975. Claudio Rodríguez

La guerra civil, que culmina en el 39, crea una división entre las dos Españas que tendrá consecuencias dolorosas y mortales que afectarán a los temas poéticos, más espirituales y reflexivos.

¿Quieres ver un vídeo de repaso antes de comenzar? En A toda leche repasarás rápidamente la poesía del 39 al 99. Atento, porque lo compara con Matrix…

POSGUERRA. La poesía de posguerra sigue de cerca los modelos de las generaciones anteriores.

  • Juan Ramón Jiménez, desde el exilio, publicará libros fundamentales como Dios deseados y deseante y recibirá el Premio Nobel de Literatura en 1956.
  • En cuanto a la Generación del 27: la muerte de Federico García Lorca encumbra su obra internacionalmente; Luis Cernuda servirá de modelo para las futuras generaciones poéticas; así como Vicente Aleixandre, que también recibirá el Premio Nobel de Literatura. Dámaso Alonso, desde España, ejercerá una crítica desde la Real Academia Española.
  • Miguel Hernández, genial epígono del 27, publicará Nanas de la Cebolla en 1939 y su muerte será el último episodio de la desmembración del grupo. 

Escucha este precioso poema cantado por Serrat.

DÉCADA DE LOS 40. En final de la Guerra Civil marca la división entre la poesía que aprueba la nueva situación o la desesperanza en el presente y el futuro. Estas posturas son definidas por Dámaso Alonso como poesía arraigada y poesía desarraigada.

  • La poesía arraigada, complaciente con el régimen de Franco, adopta una forma clasicista y escriben en torno a revistas como Garcilaso. Dionisio Ridruejo, Leopoldo Panero o Luis Rosales, amigo de Lorca y autor de La casa encendida, son algunos autores.

¿Quieres saber qué tuvo que ver Luis Rosales en la muerte de Lorca? Lo explico en uno de mis podcast (minuto 22:38).

  • La poesía desarraigada refleja la vivencia individual del ser humano, su angustia y dolor; un libro capital en esta tendencia será Hijos de la ira de Alonso en 1944, que se encuadra dentro del existencialismo europeo.

Insomnio, en Hijos de la Ira, de Dámaso Alonso, es un guiño al gran Mariano José de Larra y sus artículos costumbristas. Merece la pena leerlo con calma.

  • En el exilio destacaremos al zamorano León Felipe. Este atípico farmacéutico crea una poesía de lenguaje sencillo y directo que lo acerca a la poesía social: Versos y oraciones del caminante o Antología rota.

Si quieres saber más sobre este personaje tan peculiar, te recomiendo el capítulo de Imprescindibles de RTVE.

POESÍA SOCIAL. A mediados de siglo se inicia la poesía social, cuando los escritores salen de su angustia interior y reflejan lo que sucede; la censura franquista sigue silenciando la voz de los artistas y los poetas pretenden dejar constancia de esa falta de libertad. Algunos autores destacados son Blas de Otero, autor de Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia, que fundirá en Ancia; su poesía es muy popular y se dirige a una inmensa mayoría. Gabriel Celaya o José Hierro, con Quinta del 42.

Párate un segundo a leer cinco poemas de Blas de Otero y después escucha esta canción de Victor Manuel que pone música a Pido la paz y la palabra.

POSTISMO. De carácter más minoritario y en parte vanguardista, está el grupo del Postismo, donde destaca Gloria Fuertes, poetisa además de cuentista y autora de numerosas obras como Mujer de verso en pecho o el grupo Cántico.

Aquí tienes a Gloria Fuertes recitando su vida en Nota autobiográfica.

GENERACIÓN DEL 50. También llamada generación de niños de la guerra o de medio siglo, está formada por unos intelectuales de izquierdas, provenientes de familias acomodadas y rebeldes, formados en universidades extranjeras y conocedores de la poesía europea, que admiran a Luis Cernuda o Antonio Machado e intentan alejarse de la poesía social. No buscan que la poesía incite a la acción política, sino que reflejan temas más personales: la poesía es una vía de conocimiento, no de comunicación, que permite al poeta descubrirse en el poema a medida que lo escribe. A menudo utilizan la parodia, la ironía y el juego de palabras, con un lenguaje sencillo pero trabajado.

  • La forman autores muy variados, entre los que predomina la vertiente catalana: José María Castellet, Carlos Barral (editorial Barral) o Jaime Gil de Biedma, uno de los poetas más valorados actualmente y el máximo representante de la poesía de la experiencia, que reunió su obra bajo el título de Las personas del verbo.

¿Quieres conocer a Jaime Gil de Biedma? Mira este Imprescindibles, de RTVE.

  • Otros autores de la misma generación son el leonés Antonio Gamoneda, que recibirá el Premio Cervantes por títulos como Blues Castellano; Francisco Brines, fallecido recientemente; Valente; Claudio Rodríguez, del que hablaremos más tarde; o el asturiano Ángel González, que tuvo notoriedad entre un público más joven por su amistad con Joaquín Sabina. Toda su obra está recogida bajo el título Palabra sobre palabra. Para él la poesía es una lucha contra el olvido, con su particular ironía.

Francisco Brines murió el 20 de mayo del 2021. Poco antes de su muerte, los reyes de España fueron a visitarlo: ¿quieres ver ese momento?

¿Sabías que Joaquín Sabina le dedicó una canción a su amigo Ángel González?

LOS NOVÍSIMOS. Tras la publicación en 1970 de “Nueve novísimos poetas españoles”, de Castellet y la Movida madrileña de fondo, surgen los conocidos como novísimos o Generación del 68, presentados como un movimiento de ruptura vanguardista y experimentalismo formal, no creen que la poesía pueda cambiar la realidad y adoptan una actitud formalista. Su poesía es culturalista, con alusiones a escritores o artistas extranjeros y afluencias incluso del pop-rock, el cine o el cómic.

  • Entre los autores más destacados señalaremos a Pere Gimferrer, autor de Arde el mar, que comienza su andadura lírica en castellano y pasa a escribir en catalán en los setenta, Guillermo Carnero o Félix de Azúa.

Te recomiendo Arde el mar, de Pere Gimferrer

  • Posteriormente, surgirán otros autores jóvenes muy cultos, discípulos de Aleixandre, al que visitaban asiduamente, como Luis Alberto de Cuenca, Luis García Montero o el leonés Antonio Colinas, autor de Sepulcro en Tarquinia y muy ligado con el mundo italiano.

CLAUDIO RODRÍGUEZ

imagen tomada de zendalibros.com

Un breve vídeo para que le conozcas antes de estudiarlo.

El zamorano ocupa un puesto destacado en la Generación del 50. Quizá sea menos conocido que Gil de Biedma o Ángel González, pero su obra, aunque breve, tiene una gran hondura poética.

Su vida estuvo marcada por la temprana muerte de su padre y el asesinato de su hermana, pero eso no le impidió comenzar Derecho en la Universidad de Salamanca. Aunque se decantaría por los estudios de Filología finalmente.

Su obra tiene una fuerte influencia de autores como los clásicos del siglo de Oro, Antonio Machado, Jorge Guillén o los simbolistas franceses.

En 1953, con 19 años recibe el prestigioso premio Adonais de poesía con un libro lleno de metáforas y muy ligado al campo castellano que le vio crecer: Don de la ebriedad, que comienza así: “siempre la claridad viene del cielo”. Esta obra, que impresionó a Aleixandre, está escrita en verso libre y sigue un tono íntimo. Claudio Rodríguez está convencido de que la poesía es un don, un regalo de la vida: la embriaguez, la alegría, el entusiasmo de vivir.

Poco después conoce a Clara Miranda, su compañera y traba amistad con Leopoldo Panero y Luis Rosales; además de participar en actividades clandestinas del PCE.

Su obra se va “aclarando” en libros posteriores; es decir, que se hace más abierta, sin disminuir su calidad poética. A finales de los 50 aparece Conjuros, dedicado a su querido Aleixandre, que contiene poemas como “A mi ropa tendida”, también habla del paso de las estaciones, las tradiciones en el campo, la mirada infantil… lo cotidiano adquiere un sentido simbólico.

A mi ropa tendida es uno de sus poemas más conocidos. ¿Entiendes qué quiere decir?

Con la ayuda de Alonso y Aleixandre, viaja a Inglaterra. Allí trabajará como lector de español y entrará en contacto con los románticos ingleses, como Dylan Thomas. Recibirá el Premio de la Crítica por Alianza y condena, en la que reflexiona sobre la existencia, alejado de la exaltación de su juventud.

Al volver a Madrid se dedica a la enseñanza universitaria, además de ingresar en la Real Academia Española en el sillón vacante de Gerardo Diego.

Otras obras publicadas son: El vuelo de la celebración, en la que incita al hombre a volar y alcanzar una altura en la que se desprenda del mundo. Desde mis poemas será la recopilación de sus cuatro primeros libros. Y el último, Casi una Leyenda, inicia un proceso de reivindicación del poeta, a partir del cual comenzará a ser galardonado con premios como el Reina Sofía de poesía o el Premio Príncipe de Asturias. A su muerte, dejó un libro inédito que solo se ha publicado de forma facsímil.